Estado como
Asamblea Nacional en
1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en
1799.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con
Toma de la Bastilla,
14 de julio de
1789.
La un discurso capaz de volverlo ilegítimo.